ANáLISIS
En Corrientes el oficialismo captó la renovación, en Buenos Aires Milei sufrió el ajuste
Los últimos comicios dejaron a un oficialismo correntino fortalecido y a una oposición dispersa. El retroceso de La Libertad Avanza, visible también en Buenos Aires, anticipa un escenario nacional incierto de cara a octubre.
Análisis de Diego Silva, trabajador de prensa de Nueva Mirada y último candidato a intendente de la capital por Cambiá Corrientes.
Las elecciones en Corrientes sorprendieron incluso al propio oficialismo. Vamos Corrientes alcanzó el 52% de los votos, mientras que ninguna de las fuerzas opositoras superó el 20%. Ni Ricardo Colombi, con tres mandatos como gobernador, ni Martín “Tincho” Ascúa, ligado al kirchnerismo, lograron proyectar novedad o futuro. Paradójicamente, fue el electo gobernador Juan Pablo Valdés quien capitalizó esa expectativa.
¿Renovación en qué sentido? No se trata de un cambio de signo político: la Unión Cívica Radical gobierna Corrientes hace 25 años, y Gustavo Valdés lleva ocho al frente de la provincia. La clave está en lo que podríamos llamar una renovación en espejo. Frente a Colombi, Juan Pablo Valdés apareció como juventud y novedad; frente a Ascúa, asociado a Cristina Kirchner, fue percibido como alternativa; y frente a Lisandro Almirón, de La Libertad Avanza, no hubo competencia posible: el desgaste del modelo Milei ya golpea electoralmente en Corrientes y Buenos Aires.
En Corrientes, La Libertad Avanza apenas alcanzó un 9,5% de los votos, muy lejos de las expectativas, lo mismo en Buenos Aires donde perdió por 14 puntos. El discurso de la motosierra y el ajuste impacta cada vez más en la vida cotidiana y provoca un retiro de apoyo social creciente al proyecto libertario.
El contraste es claro: mientras Milei insiste en el mismo rumbo, con vetos al financiamiento de la salud pública, las universidades y los ATN reclamados por gobernadores, los oficialismos provinciales logran sostener y hasta ampliar su base. Paralelamente, se produce una reconfiguración nacional: gobernadores como Pullaro, Llaryora, Valdés, Schiaretti y Sadir comienzan a pararse como oposición, dejando de acompañar al Ejecutivo en el Congreso.
En ese marco, vale resaltar otro dato: al justicialismo correntino le fue peor que en las elecciones ejecutivas de 2021, cuando al menos habían logrado superar el 20% de los votos. Hoy no alcanzaron ese piso, lo que muestra una caída aún más profunda de su capacidad electoral.
La pregunta central de cara a octubre es inevitable: si los resultados se parecen a lo ocurrido en Corrientes y Buenos Aires, con retroceso de La Libertad Avanza, el panorama político nacional será incierto. La falta de un cambio de rumbo económico, la reciente suba del dólar y la presión inflacionaria anticipan un escenario donde lo político, económico y social puede confluir en crisis. Además, hay sectores de derecha que, ante un eventual retroceso electoral, ya plantean escenarios extremos como una asamblea legislativa, lo que aumenta la tensión política.
A nivel provincial, la ventaja de los candidatos oficialistas es clara: cuentan con la estructura del gobierno provincial, con la estrategia de Valdés de despegarse de la administración nacional en crisis, y con rivales debilitados como ECO, Fuerza Patria y La Libertad Avanza, atados a la suerte del gobierno nacional. Todo esto hace prever que la elección de octubre podría ser relativamente tranquila para el gobierno provincial.
En cuanto a la campaña, en Corrientes es posible que sea más moderada que la elección provincial pasada. Sin embargo, la situación nacional es riesgosa: las movilizaciones en hospitales y universidades, los vetos a leyes aprobadas por el Congreso y la crisis económica pueden derivar en conflictos sociales si el gobierno no cambia de rumbo.
La conclusión inevitable es que toda la oposición debe realizar una autocrítica profunda. Algunos sectores tienen mayores responsabilidades que otros en estos resultados, pero ninguno quedó exento del mensaje de las urnas.
Desde Cambiá Corrientes, el mensaje es claro: pese a que los resultados del 31 de agosto no fueron los esperados, seguirán adelante con la intención de consolidarse como alternativa de gobierno frente a una administración que llevará ahora 29 años en el poder. La apuesta es perseverar y construir una opción real para el futuro de la provincia.